Es increíble lo fácil que es escribir cualquier cosa siempre y cuando no recuerde que nadie lo está leyendo, y eso que existe la posibilidad.
Reflexiono constantemente de cuál es mi motivo para andar donde ando, hacer lo que hago y vivir como vivo. La respuesta es: no lo hay. Ahora entiendo qué significa sentirse empujado a vivir, como si fuera una obligación y algo que aguantar. No, así hablan los suicidas, los que se han rendido y no buscan los motivos para seguir aquí. Quizás realmente no puedan encontrarlos, o quizás están demasiado solos como para llamar la atención y estar a tiempo de ser rescatados. Yo sé que cuando me aparto, cuando no sonrío, cuando estoy callado, estoy haciendo méritos para pasar desapercibido, méritos para no conseguir a nadie que me recuerde. Lo único que me preocupa últimamente es no dejar huella en este mundo, y quien dice huella, dice haber vivido para ser recordado, o de tal manera que alguien haya visto sus sueños cumplidos con la ayuda de mi existencia, o por lo menos hacer notar que estoy aquí, y que respiro igual que los demás y que no estoy hecho para otra cosa sino para facilitar existencias y no ponerles impedimento, como actualmente hago con algunas.
Al final cada uno de estos artículos es un llanto personal y una "autocompasión", como la llaman algunos. Tal vez en otro lado consiga decir algo realmente interesante.
No más
No hay comentarios:
Publicar un comentario