miércoles, 19 de mayo de 2010

¿de qué estaré hablando?

Nunca, jamás nos pondremos de acuerdo. Espero a que dejen de pasar cosas como esta para que a las generaciones venideras les cueste mirar atrás de lo lejos que se encuentra y de una santa vez dejemos de tirarnos los trastos a la cabeza con lo pasado y lo hagamos si es necesario con lo reciente, y si no a tomar por culo los malos humos.
Lo importante tras un error es saber admitirlo, tanto por que te hayan pillado como por que realmente, en el fondo estés arrepentido. Dejaos de tanto insulto e intentad trabajar por que esta sociedad sea mejor, ya sea con unos u otros en el poder, que al fin y al cabo, los que quieren una España unida no se quieren juntar con medio país, y los otros más de lo mismo.
Pensad en algunos países que puedan tener toda la discrepancia que queráis, con poquitos o ningún conflicto civil reciente y que puedan estar orgullosos de su país, de qué se cuece de puertas para afuera, y de puertas para adentro, que se vea que les va bien.
Aquí un socio con las ideas poco claras si así está el percal.

miércoles, 5 de mayo de 2010

levantando el vuelo

Toda, toda mi vida esperando algo mejor, una brisa suave y cálida a la par que refrescante (difícil pero posible) que entrara en ella para darle otro color, otro modo de ver las cosas que me rodean. A media lágrima de humedecer el ojo izquierdo puedo decir que esa brisa no para de reavivar mi corazón día tras día, minuto tras minuto... beso tras beso. Quién me iba a decir que aquel foco de esperanzas, amor y felicidad que un día se apagó dejó un rescoldo que años después encendería una fogata de bellas dimensiones, tras mil sucesos acontecidos, y que teniendo un ligero sabor del pasado tendría miles de matices y aromas más, nuevos todos ellos, que dejan en ridículo cualquier sensación vivida.

Pasemos de la metáfora a la realidad.

Raquel, gracias por tu deslumbrante sonrisa, tus besos, tus caricias... tus preciosos atributos... gracias por tu madre (a que no te lo esperabas aquí en medio, ¿eh? jajaja), las tardes de frío y de calor, las noches de hielo y fuego, los amaneceres de miel que me das... gracias por ser quien, como y lo que eres. Tras tres meses sin escribir no está mal ser breve, sobre todo cuando aunque aún no esté todo dicho, sí hay mucho que sabes que yo te haya contado.

Recuerda, como hace tiempo que puede que no hagas... que el firmamento no tiene suficientes estrellas.........

domingo, 7 de febrero de 2010

la realidad siempre superará a la ficción

El camino hacia la casa estaba repleto de carreteras secundarias y otras de esas en las que a cada metro encuentras un bache. Era la hora de la siesta, así que no nos cruzamos prácticamente con ningún vehículo. Con música relajante, tú con el asiento alejado del salpicadero y el respaldo ligeramente reclinado, yo con la mirada intermitente entre la carretera y tus piernas. Las sonrisas brotaban cada medio kilómetro. Las risas a cada dos. Sabíamos lo que nos quedaba por delante y eso nos relajaba más que nada. El cielo comenzaba a perder claridad y llegamos cuando apenas quedaba una hora para el ocaso. Recogí las bolsas de viaje y las metí en la casa. La calefacción llevaba ya un par de horas encendida, pero aún así encendí la chimenea mientras tú te relajabas en el sofá, merecidamente tras tu mañana. En cuanto todo estuvo listo, nos fuimos al coche, para ver rápidamente uno o dos parajes que rebosaban de magia con aquella iluminación. Volvimos justo a tiempo para contemplar la postura del Sol en silencio, agarrando fuertemente cada uno la mano del otro y capturando el momento por siempre en nuestras memorias. En aquel momento no hacía falta nada más, sólo bastaba la compañía.
Cuando los últimos rayos de sol se escondieron tras el horizonte, nos metimos en la casa, saliendo únicamente para contemplar las estrellas bajo un cielo despejado, en una noche perfecta.

jueves, 4 de febrero de 2010

recojan estas palabras, que yo no las quiero

Una y otra vez. No eres capaz de parar por un momento. No acabas de abandonar y dejar de preocuparte prácticamente en su totalidad del bienestar de esa persona y ya estás explorando el mundo con esa otra. A saber qué ha pasado entre medias. Como en una estrofa dice Luis Ramiro, a su vez reportando palabras ajenas, "la solución más simple es la correcta, dice la navaja de Occam". Sí, y también a veces esa solución está en frente de tus narices, y el fin de tus problemas consiste en dejar de enredar y despreciar lo que se tiene frente a nuevos mundos y a buscar despedidas innecesarias. Y ahora los problemas afloran en otro lugar, por otro motivo distinto, al fin y al cabo el mismo.
Por si aún no lo sabías, la madurez no está solo en buscar, sino en encontrar y guardar. Y aunque un viento huracanado sople en mi contra, andaré contra él buscando lo que sé que merece la pena, y me olvidaré de las causas perdidas que no se quieren orientar por mucho que les des un mapa y una brújula.
El que juega con fuego se quema. Sí, pero no si sabe cómo manejarlo a su antojo y a su favor. De hecho, algunos sabemos que lo que hay que buscar es el fuego, la llama, y no el hielo. Porque aunque las sombras nos cobijen, a veces hay que ahuyentarlas para dar paso a algo mejor. Hay un par y pico de cosas que he aprendido:
No se puede salvar a alguien que no quiere ser salvado.
No se puede llevar de la mano a alguien que no desea ser acompañado.
No se puede buscar el amor en alguien que no prefiere dártelo.
Si procede, se puede salvar a alguien si no sabe que necesita la ayuda.
Si es menester, se agarra por la fuerza a quien está perdido y solo.
Si es necesario, se saca el amor de donde no parecía manar.

lunes, 25 de enero de 2010

yo yerro, tu yerras, él yerra

De nuevo, odio como la época de exámenes se lleva las ganas y las fuerzas consigo. Tratas de mantener un mínimo de contacto con el exterior, pero no es posible. Está tan bien ideado que de repente todo tu entorno se encierra contigo al aislamiento, y cuando digo contigo, digo a la vez, que no conjuntamente. Es tiempo de sentarse, callarse y estudiar. No debes dejar que algo más pase por tu cabeza, no vaya a ser que sea algo importante en lo que además te apetece pensar, no, debes olvidarte de todo, porque no conviene que tengas atisbos de felicidad. Tienes que afrontar el estrés y el sufrimiento de tener largos días por delante en los que dirigirte a la locura mental. ¡Qué más da llevarlo bien estudiado! Aún así tienes que estudiar y dar el máximo hasta que todo pase. Si eres mínimamente responsable, te tirarás un mes entero así. De hecho, olvídate de prestar atención a lo que haces y de cualquier acto que cometas cuando estés en periodo de descanso (llamémoslo así, ya que es la menor parte del tiempo del día, el resto transcurre frente a hojas de papel, fórmulas matemáticas y números en hexadecimal, binario y octal y su puta madre), ya que la mayoría de esos actos son sin pensar lo suficiente, no al menos con claridad, todo cubierto por una densa niebla que hace que te sientas perdido. Hablo de la menor gilipollez, como sentarte al váter sin darte cuenta de que no hay papel, error tonto, o como no enterarte de cuando te hablan, decir bobadas sin sentido, dedicarte a estar cabreado con alguien porque sí prácticamente, error grave... o no querer dejar de hacer algo que de veras deseas hacer para hacer otra cosa simultáneamente ya que puedes intentar hacerlo todo a la vez y al final no conseguir ninguna de las dos, error muy grave que sólo te llevará a la preocupación y la sensación de que todo se queda a medias.
Además, ten cuidado de andar en momentos de una relación en los que hace falta estar más presente, tanto física como mentalmente. No porque la relación sea un error, porque sabes que no lo es, ahí no reside el problema, sino porque puedes dedicarle una milésima parte del tiempo que desearías, tanto como para meterte en ensoñaciones como para tener contacto con esa persona en la que piensas los pequeños ratos que no estás con la cabeza ocupada, o porque puedes comenzar a preocuparte por cosas que tal vez no son nada, o tal vez son aún más preocupantes de lo que piensas, solo que no tienes el tiempo necesario para darte cuenta de ello y remediarlo. No hay nada en su justa medida. Eso sí, te tiras el tiempo "libre" medio dormido, con la mente intentando mantenerse despierta o perdiéndolo como más deliberadamente puedas.
Quién sabe, tal vez echas de menos a alguien, tal vez temes que el estrés propio o ajeno diezme las fuerzas y no quede nada. Tal vez deberías sonreír más y dejar de preocuparte por cosas que no tienen solución ya sea porque no hay tiempo para solucionarlas o la opción más tranquilizadora: porque no hay nada de qué preocuparse. Tal vez deberías pensar en acabar la puta carrera cuanto antes y no causarte problemas cada vez que es enero, o es junio, o es septiembre.
Sólo quiero descansar y abandonar este estado zombi en el que solo yerro y no alcanzo a ver la luz de una luciérnaga.
Sólo quiero cogerte de la mano y que respiremos al mismo ritmo, ya sea frenético o pausado.

jueves, 21 de enero de 2010

santa y puta manía

Qué manía con buscarse problemas donde no los hay. Parece como si esa sombra que hasta cierto momento de tu vida pensabas tener tras tus pasos (ojo, sombras tienes, y muy orgulloso de ellas que estás) hubiera decidido recuperar su antiguo empleo, una que parece empeñarse en que tu mente no descanse tranquila y en paz. Lo único que tienes que hacer, amigo mío, es arrojarle la luz de un foco, el más fuerte de ellos, y dejar que las luces que tú no has encendido, y que día a día te siguen dando y regalando penetren aquella oscuridad y la hagan desaparecer completamente. No diré que la sombra es imaginaria, porque aunque una parte de mí a la que aborrezco la haya puesto ahí, es totalmente real.
Siempre hablas de volar pero, como los pequeños pájaros, solamente eres capaz de hacerlo durante unos segundos escasos hasta que no tienes más remedio que aterrizar. Cierra los ojos y deja que esa cálida brisa que sopla desde hace algunas horas te ayude a mover las alas sin rumbo fijo. Como has dicho hace poco, quien te acompaña es el mismo destino del viaje.
No hagas un muro de un ladrillo, porque tropezarte con él es absurdo y solamente ocurre si te dejas.
Buenas noches, conciencia.
Hasta nunca, subconsciente malicioso.

miércoles, 20 de enero de 2010

quiero y no

Quiero más veladas sin hora de vuelta.
No quiero veladas a contrarreloj.
Quiero poner nombre a miles de esquinas y recovecos de Madrid.
No quiero poner nombre a cada día fatídico.
Quiero coger un tren hacia ningún lugar, la compañía es el destino.
No quiero coger aviones y no tener quién me reciba en el otro lado.
Quiero visitar tu mirada cada mañana y tus labios cada noche.
No quiero tu ausencia aunque sea inevitable.
Quiero darte todos mis susurros, directos al oído.
No quiero que te guardes los tuyos.
Quiero capturar tu esencia para que no me abandone nunca.
No quiero oler a extraño.
Quiero contar las estrellas, acabar y volver a empezar.
No quiero contar los dias que paso contigo.
Quiero olvidarme de la hora y del lugar.
No quiero olvidarme del momento.
Quiero que olvidemos pasado y futuro, vivamos el presente.
No quiero que el pasado mate al futuro.
Quiero tus ojos para que me alumbren cuando me pierdo.
No quiero linternas, al fin y al cabo están muertas.
Quiero tus labios para beber cuando tenga sed.
No quiero palabras emponzoñadas que vengan de los mismos labios.