Vuelve a ser quien era antes. Nada le detiene y nada le hace cambiar de dirección y, por supuesto, mucho menos de sentido. Hasta que no llegue a donde quiere no parará y ningún obstáculo le hará tomar desvíos ni ralentizar su marcha.
Pero al querer saltar un muro de plomo que encontró al saltar perdió la mitad de su determinación y algún que otro miembro, pero sigue avanzando con el mismo ritmo, o eso espera...
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