domingo, 3 de abril de 2011

3 de abril

Son las 2 y 41 de la noche, primeras horas de un nuevo día, 3 de abril. Mucho ha llovido y mucho ha soleado. Mucho ha nevado en tierras lejanas donde se parten ligamentos. Y ésto sigue aquí, dispuesto a recibir una nueva retahíla de palabras para que los demás las puedan ver. Es curioso cómo hasta tú, que tanto empeño pusiste, has abandonado la escritura, por así llamarla.
De tres o cuatro personas que fueron escribiendo a la par que tú, sólo una sigue en ello, al parecer a un ritmo vertiginoso casi diario, pero no registrado. Y sigues sin entender lo que pone, sabes que nunca lo harás, aunque tampoco es una prioridad. Pues dale caña, que te hace sentir bien, joder.
Es curioso cómo se te van desvaneciendo las retahílas, con lo bien que se te daba colocarlas con un buen número de líneas. No hay mucho que contar, la mente sufre por motivos que nunca te interesaron ni preocuparon y descansa de aquellos que la hacían funcionar, arrancar, llegar al punto de quemarse y soltar unas cuantas cadenas de letras con significado compartible y publicable.
Quiero hacer una bitácora interesante tanto para mí como para los demás, y casi un año después, el coco sigue cerrado. A ver cómo coño lo abro ahora yo.

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